En las tendencias y la opinión pública, el rojo ha sido siempre la tonalidad más polarizante de color de cabello; o bien es la mejor de las suertes o una señal de brujería. Las rubias se pueden divertir más, pero las de cabello jengibre tiene más prensa.

Especialmente ahora, con el Día Internacional del Cabello Rojizo que se celebra en septiembre, y también algunos días de “Orgullo Jengibre” en todo el mundo, pareciera que los y las pelirrojas, que son sólo el 1-2% de la población global, se llevan el mundo por delante.

Los mechones candentes, un rasgo recesivo común en Escandinavia, Irlanda y Escocia, se producen por la mutación en el gen MCR1 y se pueden asociar a la migración humana temprana a climas menos soleados. Nuestros cuerpos normalmente producen un pigmento llamado eumelanina, que protege nuestra piel del sol y les da a las personas castañas mechones negros. Las que tienen cabello negro o castaño tienen la mayor cantidad de eumelanina, mientras que las rubias tienen menos. Las que tienen la mutación, sin embargo, no tienen prácticamente nada de eumelanina, lo que resulta en cabello rojizo, pecas y una ventaja genética enorme en el norte de Europa, donde la luz solar es más escasa: una palidez suficiente para una síntesis superior de vitamina D.

Más allá de este aspecto genético, no ha sido fácil ser pelirrojo a lo largo de la historia. La asociación de pelo rojizo con la magia y la hechicería se remonta a Sumeria antigua. En la Edad Media no les fue mucho mejor: en el famoso manual de cacería de brujas, Malleus Maleficarum, se sospechaba que los que tenían cabello rojizo eran brujos, hombre lobo o vampiros. ¿Y los victorianos? Eran demasiado conservadores. A los pelirrojos se los consideraba rápidos y groseros. Definitivamente, el rojizo no era tendencia.

Hoy, el cabello rojizo está muy de moda para las mujeres: las pelirrojas son el máximo símbolo sexual y prácticamente se les exige que hagan de novias “superheroínas”. Al cabello rojizo, ya sea jengibre o castaño ardiente, se lo considera tan atractivo que se vende más tintura rojiza que cualquier otro color, por un monto de 200 millones de dólares anuales en los Estados Unidos solamente.

Sin embargo, todavía hay muchos prejuicios contra las personas pelirrojas, especialmente los hombres y niños. En lugares como el Reino Unido, donde la palabra “jengibre” se usa a menudo como un insulto, se ha acosado, atacado e incluso matado a gente simplemente por el color de su cabello.

Pero eso puede estar cambiando. Desde el Príncipe Harry a Paul Bettany, los hombres pelirrojos tiene cada vez más protagonismo, lo que fascina a sus admiradoras. Los festivales y marchas de Orgullo Jengibre, desde el Reino Unido y Escandinavia a Australia, celebran a todos los pelirrojos -ya sean rojos caoba, castaños rojizos, rubios fresa o rubios cobrizos- su color único de cabello y su herencia.

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